martes, 25 de noviembre de 2008

La injusticia cierra un caso

Hace unos meses salió una noticia en prensa, de la que guardamos recorte, que decía que el Tribunal Superior de Justicia de Murcia había quitado la razón al juez que amparó la demanda de una pareja de ancianos para que la permuta que por su casa de toda la vida en la huerta murciana ofrecían la promotora y el Ayuntamiento de Murcia tras su expropiación para construir una carretera fuese por una similar, en la que poder seguir teniendo un terreno con gallinas, conejos y alguna lechuga, como aconsejaban sus estados de salud física y mental.

La sensatez, el sentido de la justicia y humanidad de ese hombre justo fueron drásticamente corregidos por un tribunal de mayor rango, no sea que se fuese a sentar un incómodo precedente en asuntos de urbanismo y ordenación del territorio y el dinero comenzase a mirar hacia otro lado. Ya se sabe, la justicia es ciega y en una mano tiene la balanza para pesar el dinero y en la otra la espada para defenderlo.

Ahora nos acabamos de enterar de que la anciana ha muerto en su piso de protección oficial como un jilguero enjaulado.

Habrá alguien que argumente razones de interés público, de la posible especulación de la familia, de que en las expropiaciones no se pueden hacer distingos… y cosas similares, que son muy técnicas, económicas o legales, pero que no tienen nada de justas ni humanas, al contrario que ese juez de primera instancia.

¿Acaso no podía haberse exigido a las empresas constructoras en el pliego de licitación de la obra la condición de permutar las casas que se expropiasen, que no debieron de ser muchas, por otras similares y repercutir los gastos en el contrato, aunque ganasen menos dinero después de la construcción y el ayuntamiento tuviese menos que llevarse al bolsillo?

Nos gustaría saber qué empresas fueron las adjudicatarias de la carretera y de los pisos de protección oficial que se ofrecieron a los ancianos. También los contratos que han tenido con el ayuntamiento de Murcia, los que tendrán y, ya por pedir, las declaraciones de la renta, las cuentas bancarias y el contenido de la caja fuerte, el calcetín o el ladrillo de los responsables de esta desfachatez. Ah, y el momento de sus vidas en que perdieron la conciencia y la dignidad los miembros del tribunal.

Enlace a la noticia del fallo judicial

Enlace a la noticia de la muerte de la anciana


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