Mi homenaje y mi recuerdo son unas palabras, un vídeo y una foto de Pilar Manjón, esa madre entristecida a través de cuyos ojos los muertos nos miran a todos preguntándonos ¿por qué?
Nada cambia. La vida sigue. Los malos son siempre los mismos. Los muertos también. Los muertos no hablan. Algunos vivos están muertos. Los políticos son políticos. Los políticos ya no van en tren. Las mentiras son verdades. La verdad mentira. Callar es volver a matar. Me pido los muertos. Me los pido yo. Se me ha parado el reloj. Algunos despachos huelen a muerto. ¿Con qué sueñan los verdugos? Los sepultureros nos quieren enterrar a todos. Quiero dormir. ¿Qué hora es? Hay maletines llenos de culpa. Me duele la espalda. ¿A qué hora sale el tren? La calle está sucia. Llueve. Tengo ganas de llegar a casa. Los muertos no hablan. La vida sigue. Nada cambia.
Advertimos que estas imágenes deben herir tu sensibilidad.
2 comentarios:
Hace cinco años y muchas horas, querido Eulogio, nos hallábamos trabajando confidencialmente. Era un jueves, tan temprano como siempre, y cuando preparábamos el café no creíamos que nos esperaba un día tan intenso como aquel. Mientras que una servidora no tenía manos para poder editar la sucesión ingente de teletipos, escuché la primera duda de lo que, por costumbre, parecía evidente. Cuando la estimación de muertos alcanzaban varias decenas, usted reflexionó: "Ana, esto no parece ETA ¿no?". ¿Tú crees?, respondí. Horas después nos llegó el primer chivatazo, vía SMS de un poli a un compañero, de que efectivamente no era ETA, pero a las autoridades les costó reconocerlo días y aún hoy, un lustro después, siguen sacando tajada de las dudas. Como siempre los políticos, dando soluciones...
Yo me pido tu bando.
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