martes, 20 de enero de 2009

El Mesías Negro

Es tan atronador el sonido de medios, columnistas y voceros sobre las virtudes personales y políticas de Obama, las comparaciones históricas con sus mejores antecesores en el cargo y, sobre todo, las esperanzas depositadas en su gestión, que nosotros debemos poner la sordina en esta disparatada orquesta el día de la investidura Barack Hussein Obama como cuadragésimo cuarto presidente de los Estados Unidos de América.

Ya lo dijimos aquí hace un tiempo, somos escépticos por naturaleza y no esperamos nada nuevo de este mulato bonachón. Ya ha hecho todo lo que tenía que hacer logrando que un negro llegue a ser presidente de Estados Unidos, aunque el 90% del mérito sea de George William Bush, ese pijo tejano de pocas luces que no debería haber abandonado nunca su rancho, su güisqui y su petróleo –nos viene a la cabeza la espléndida película de Douglas Sirk, Escrito sobre el viento.

Barack Obama se ha convertido en el Mesías que nos va a traer el paraíso, o por lo menos alejarnos un poco el infierno, en el deseado que va a acabar con el conflicto palestino-israelí, iraquí, afgano…, que frenará el cambio climático, que mejorará las relaciones de EEUU con Cuba e Hispanoamérica, que devolverá la dignidad a los marginados, que nos sacará a todos de la crisis económica y que incluso conseguirá que dejemos de fumar o nos pongamos a régimen.

Lo que no saben los voceros es que no es el mesías, tampoco el ángel exterminador, sólo un negro de Hawai que ha llegado a la casa blanca, donde va a descubrir quién maneja de verdad la partida de póker del gobierno mundial. Que no se le ocurra hacer trampas, que las cartas van marcadas. Con salvar su culo hasta final del mandato tiene bastante.

Ave Obama. Ya tenemos preparados tu obituario.

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