viernes, 11 de julio de 2008

Su suegra hace ganchillo sobre un cadáver

Aunque usted no lo sepa puede que su suegra haga ganchillo todas las tardes después de la telenovela sobre el cadáver de uno de los últimos indígenas del Amazonas.

Alán García, a la sazón presidente del Perú por segunda vez en su vida y en la de muchos peruanos, no sabe contener la ambición desmedida de las empresas madereras que trabajan en las selvas de su país, pues según denuncian el Comité Indígena Internacional para la Protección de los Pueblos Indígenas Voluntariamente Aislados y en Contacto Inicial (CIPIACI) y la ONG Survival, algunos madereros se han adentrado en zonas protegidas de las selvas peruanas, donde viven indígenas sin contactar, han construido una red de caminos para extraer la madera y han asesinado a varios de ellos.

El ilustre Alan García, que derrotó por poco al “nativo” Ollanta Humalá en las pasadas elecciones peruanas para suceder a Alejandro Toledo, además de demostrar que se ha vuelto honrado –tuvo que huir de su país el año 90 acusado de corrupción tras un lustro en la presidencia- ha de justificar que quienes le han elegido no se han equivocado y va a ejercer de presidente de todos.

Por las noticias que llegan de allí no parece que haya enmendado su comportamiento ni que esté por la labor de meter en vereda a los empresarios sin escrúpulos, pues le han montado una huelga de varios bemoles que tiene paralizado al país.

Si, como varias asociaciones promueven, existiese en la Unión Europea y en los países desarrollados la exigencia de un control de trazabilidad de la madera que se emplea para hacer muebles y otros menesteres, puede que usted o yo no nos acostásemos cada noche sin saberlo sobre el cadáver de algún indio.

Enlace a la noticia de El Mundo

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